Ventajas de la vivienda campestre
Sin duda, en el caso de las casas campestres, puede darse un escenario más propicio para generar hábitats más confortables. Entre las razones figuran la posibilidad de ventilación natural y permanente por todos los costados de la construcción, dado que al tratarse de este tipo de casas, no hay construcciones vecinas que obstaculicen muros, pudiéndose trabajar el concepto de ventilaciones cruzadas y evacuación de aire caliente.
A continuación, el arquitecto Carlos Mauricio Bedoya M. comparte algunas reflexiones sobre el caso.
Otro aspecto es la alternativa de iluminación natural, aprovechando al máximo los muros y la cubierta, permitiendo el ingreso de la luz difusa pero controlando la radiación directa, puesto que en el trópico los rayos del sol caen casi de manera perpendicular sobre la superficie terrestre.
Vale la pena aclarar que la iluminación natural no es una receta estándar para toda vivienda campestre, pues dependiendo de la temperatura del lugar se deben considerar las áreas concebidas para tal efecto, pues no será lo mismo el área de radiación o calor para una zona fría que para una zona cálida. ¡Parece tan lógico, pero es tan olvidado este simple principio!
Los materiales pueden ser obtenidos y confeccionados en el mismo lugar del emplazamiento. Por ejemplo, cuando se quiere construir una casa campestre lo que generalmente resulta es suelo removido y excavado para hacer los cimientos, pero este suelo es considerado un residuo y es desaprovechado casi siempre, cuando por el contrario en éste se puede encontrar un material de bajo costo, óptimo desempeño y gran valor estético. No en vano la tapia, el bahareque y los bloques de tierra comprimida son susceptibles de ser confeccionados bajo normas técnicas de sismorresistencia.
El agua merece especial atención, dado que es considerada como barata tanto para el consumo como para su disposición como vertimiento, y se está viendo que no es así. Cada vez es más costoso potabilizar agua para luego transportarla a grandes distancias, cuando en realidad la precipitación sobre las viviendas puede ser aprovechada por medio de la reutilización o el reciclaje de las aguas lluvia. Los techos pueden ser el filtro inicial para un posterior uso de estas aguas en actividades como vaciado de inodoros, aseo de pisos y lavado de ropas.
En resumen, no necesariamente el que una vivienda sea campestre quiere decir que se garantiza una sostenibilidad más fácilmente en comparación con una urbana, pues si bien los aspectos de ventilación e iluminación natural son tal vez más asequibles, si no se aborda la materialidad con una reflexión del territorio a intervenir, el transporte de materiales 'citadinos' podría convertirse en un alto costo para el proyecto y en una agresión paisajística, que para nada es amiga de la sostenibilidad. Cada obra merece ser pensada en relación con su entorno y sus dinámicas ecológicas.