Edificios asociativos, la nueva forma de comprar vivienda
En las últimas décadas, la necesidad de encontrar soluciones habitacionales sostenibles y accesibles ha llevado al resurgimiento de modelos de economía solidaria, como los edificios asociativos. Este enfoque, que tiene sus raíces en las cooperativas de vivienda de los años 90, ha demostrado ser una herramienta eficaz para revitalizar barrios tradicionales y ofrecer viviendas asequibles.
Este modelo busca ofrecer una alternativa a la expansión urbana hacia la periferia, la cual conlleva grandes desplazamientos, congestiones y largos tiempos de viaje. En lugar de esto, se propone la construcción de edificios de alturas intermedias que revitalicen los barrios tradicionales, manteniendo su esencia y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
Diego Guzmán, director de proyectos de APLG - Arquitectura para la Gente, sostiene que este modelo funciona reuniendo a un grupo de personas que, entre todas, compran el predio y pagan los diseños, estudios y licencias correspondientes.
“De esta manera se ahorran los valores de la especulación del mercado, así como las ventas, utilidades de ventas y comisiones de venta. Por eso, este tipo de proyectos siempre va a estar por debajo del valor comercial, permitiendo el acceso a suelos urbanos que en otras condiciones costarían mucho más”, sostiene Guzmán.
Entre los proyectos desarrollados por APLG bajo este modelo se encuentra el edificio 7 Esquinas. Esta construcción conjuga elementos y materiales contemporáneos y tradicionales que crean una estética innovadora trabajando con lo existente.
“Hay una frase que nos encanta: ‘el futuro está en las tradiciones’. Es decir, no nos alejamos nunca de lo que se hace en la ciudad y cómo se hace. Por ejemplo, nos encanta la idea de la liberación de las esquinas, los porches retrocedidos, los balcones retrocedidos en fachada, los baños que se hunden, balcones, terrazas, patios y demás elementos que alimentan el carácter ambiental de las edificaciones. Todo eso es lo que hace parte del lenguaje de nuestros proyectos”, comenta Guzmán.
En ese sentido, el modelo de edificios asociativos no solo se preocupa por la sostenibilidad ambiental, sino también por la cultural y socioeconómica.
“La optimización de recursos es clave en todas las etapas del proyecto, desde la concepción hasta el mantenimiento a lo largo de su vida útil. Al mantener un equilibrio entre estos tres factores, se logra una arquitectura que es tanto eficiente como respetuosa con el entorno y accesible para la comunidad”, concluye Diego Guzmán.