Cali verde, apartamentos sostenibles que marcan tendencia en venta y alquiler

30-09-2025 | La capital del Valle impulsa proyectos residenciales que combinan sostenibilidad y confort, con complejos que integran naturaleza, ahorro energético y certificaciones ambientales.

Cali vive un auge de complejos residenciales con criterios ambientales, que combinan confort urbano con respeto por la naturaleza. Proyectos en el oeste, sur y centro de la ciudad, respaldados por constructoras y certificaciones internacionales, dibujan un panorama de vivienda más responsable con el entorno.

El regreso al oeste con un proyecto en plena naturaleza

En la zona occidental de Cali, caracterizada por su cercanía a los Farallones y un microclima fresco, surge un conjunto residencial que ha captado la atención de compradores y analistas: Sinara – Hábitat Natural. Según reseñó el diario El País, la propuesta se concibe como un espacio de encuentro entre arquitectura y biodiversidad, rodeado de un entorno boscoso que privilegia la ventilación natural, el paisajismo y la conexión con el verde. La idea central no es solo ofrecer apartamentos, sino consolidar un hábitat que respete la topografía y potencie la experiencia de vivir en armonía con la naturaleza.

El valor de esta iniciativa está en que retoma una tendencia urbana que había quedado relegada: el desarrollo en el oeste de la ciudad. Con el respaldo de constructoras de trayectoria, Sinara incorpora criterios de sostenibilidad que van desde la preservación de árboles nativos hasta el diseño de zonas comunes abiertas, reduciendo así la necesidad de climatización artificial. Este enfoque responde a una demanda creciente de familias que buscan espacios más saludables y alineados con la conservación ambiental.

Una ciudad que suma proyectos verdes

Aunque el oeste es el escenario de una de las propuestas más llamativas, el sur de Cali se ha consolidado como un laboratorio de urbanismo sostenible. Allí, macroproyectos han recibido certificaciones internacionales como LEED Communities, lo que evidencia el compromiso de algunas constructoras por elevar el estándar de lo que significa construir con criterios ambientales.

Entre los conjuntos residenciales de esta zona destacan los que integran amplias áreas verdes, senderos peatonales y estrategias para el ahorro de agua y energía. El enfoque no es solo paisajístico: detrás hay un esfuerzo por planificar comunidades completas, con equipamientos, comercio y movilidad sostenible, buscando reducir desplazamientos largos en vehículo.

En barrios como Pance y Valle del Lili, el mercado ofrece apartamentos que se promocionan por su diseño bioclimático. Fachadas con muros verdes, jardines internos y sistemas de ventilación cruzada son algunos de los recursos empleados para disminuir el consumo energético y mejorar el confort térmico. Estos detalles, que podrían parecer secundarios, marcan la diferencia en una ciudad con altas temperaturas y crecientes problemas de calidad del aire.

Renovación urbana con sello sostenible

El centro de Cali, tradicionalmente asociado a la actividad comercial, también empieza a transformarse. En esta zona se han lanzado proyectos que apuestan por la renovación urbana sostenible. El objetivo es aprovechar la infraestructura existente —cercanía a transporte público, equipamientos culturales y de servicios— para reducir la presión de expansión hacia la periferia.

En edificios como Ágora, impulsados por desarrolladoras con experiencia en certificaciones, se busca conjugar la modernidad arquitectónica con criterios de eficiencia energética y manejo responsable del agua. Este tipo de iniciativas cuentan con el apoyo de la Alcaldía, que en su Manual de Construcción Sostenible plantea lineamientos para que los nuevos proyectos incorporen prácticas responsables.

Sur con vocación ecológica

El sur de Cali también ha sido escenario de propuestas consolidadas que entienden la sostenibilidad como algo más que un sello comercial. Un ejemplo es el conjunto Tierralinda, diseñado con corredores peatonales, zonas de bosque urbano y paisajismo pensado para refrescar el microclima. Este tipo de urbanismo promueve la interacción vecinal y la movilidad a pie o en bicicleta, reduciendo la dependencia del automóvil.

De acuerdo con reportes académicos de la Universidad del Valle, la presencia de estas áreas verdes no solo aporta en términos estéticos, sino que contribuye a la regulación de la temperatura, la absorción de CO₂ y la mejora de la salud mental de los residentes.

El aporte de la academia y la administración

Las constructoras no son las únicas en poner sobre la mesa la importancia de lo ambiental. La Universidad del Valle ha desarrollado investigaciones sobre cómo la arquitectura pasiva y el uso de materiales de bajo impacto ayudan a reducir el consumo energético en la vivienda. Por su parte, la Alcaldía ha difundido guías técnicas para orientar a los desarrolladores hacia modelos más responsables, enfatizando aspectos como la ventilación natural, el manejo de aguas lluvias y la reducción de islas de calor.

Estas publicaciones son fundamentales para que compradores y arrendatarios puedan distinguir entre un proyecto que verdaderamente aplica criterios sostenibles y uno que solo los usa como estrategia de mercadeo.

Un mercado en expansión

El auge de la vivienda verde no se limita a la compra. En el mercado de arriendos, barrios como Pance, Ciudad Jardín y el propio oeste de la ciudad se consolidan como los más demandados por quienes valoran el entorno natural. Según la prensa local, la cercanía a parques y la sensación de vivir en medio de árboles son factores decisivos incluso por encima de la ubicación céntrica.

Este dinamismo refleja que la sostenibilidad ya no es un lujo, sino una expectativa creciente en la clase media y alta caleña. El reto está en extender estas prácticas hacia segmentos más amplios, garantizando que la vivienda sostenible no sea solo una opción de nicho, sino un estándar en toda la ciudad.

Cali está trazando un camino interesante en materia de urbanismo verde. Desde el oeste, con proyectos como Sinara que devuelven protagonismo a la naturaleza, hasta el sur y el centro con macrodesarrollos y renovaciones urbanas certificadas, la ciudad avanza hacia una cultura constructiva más consciente.

Para quienes piensan en comprar o arrendar, el consejo es claro: revisar las certificaciones, comparar las fichas técnicas y contrastar las promesas comerciales con lo que indican la academia y la administración local. La sostenibilidad, más allá de ser un argumento de mercadeo, se convierte en un factor clave para la calidad de vida y la valorización de los inmuebles en Cali.

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